El triángulo de la vergüenza
Hablábamos de la vergüenza de nuestro fútbol nacional y el mal manejo por parte de los dirigentes como una de las causas de nuestro poca evolución del deporte mas importante del mundo.
La segunda son nuestros jugadores que entran a una etapa de divitis y se creen los mejores jugadores del mundo, que necesitan lo mejor para realizar su labor como se debe.
Desde buenos hoteles, buenas canchas, que aquí en Costa Rica las únicas son sintéticas y uno que otra en el Proyecto Gol (que lleva bastantes años en construcción). En fin, un numero ilimitado de chineos que produce que nuestras figuras no puedan jugar como se debe.
Hacia falta una parte para completar el Triangulo de la Vergüenza, la afición, sin generalizar, las personas que van y les gusta hacer desorden.
Muchos culpan a las barras de los equipos de mayor cantidad de aficionados, porque son cuevas para la delincuencia, pero no ven que la culpa la tenemos todo, por una simple razón, no existe educación para ir a estos eventos.
Y no es un problema solo en nuestro país, sino de otras regiones latinoamericanas, donde el fútbol es una pasion.
Pero debemos separar la pasión de la violencia y deberíamos de copiar lo bueno de las ligas europeas, donde cuesta mucho ver este tipo de actos y si vemos, en algunos estadios no existe división entre la gradería y la gramilla.
Si alguien entra a la cancha es un espectáculo, porque entro desnudo o solo quiso correr de un lado a otro por el simple hecho para llamar la atención.
Me da gracia en los programas radiales deportivos analizando cuál sería la solución para erradicar la violencia en los estadios. Pues mi respuesta es, no hay.
Pueden prohibir a las barras entrar al estadio, pueden sacar a los revoltosos de esas organizaciones, pero la falta de educación es la misma.
Hasta no crear conciencia sobre esta falta de conducta, no solo en el fútbol sino en otros eventos, seguiremos con el problema de la violencia y esto alejara aun más a las familias de los centros deportivos.
La segunda son nuestros jugadores que entran a una etapa de divitis y se creen los mejores jugadores del mundo, que necesitan lo mejor para realizar su labor como se debe.
Desde buenos hoteles, buenas canchas, que aquí en Costa Rica las únicas son sintéticas y uno que otra en el Proyecto Gol (que lleva bastantes años en construcción). En fin, un numero ilimitado de chineos que produce que nuestras figuras no puedan jugar como se debe.
Hacia falta una parte para completar el Triangulo de la Vergüenza, la afición, sin generalizar, las personas que van y les gusta hacer desorden.
Muchos culpan a las barras de los equipos de mayor cantidad de aficionados, porque son cuevas para la delincuencia, pero no ven que la culpa la tenemos todo, por una simple razón, no existe educación para ir a estos eventos.
Y no es un problema solo en nuestro país, sino de otras regiones latinoamericanas, donde el fútbol es una pasion.
Pero debemos separar la pasión de la violencia y deberíamos de copiar lo bueno de las ligas europeas, donde cuesta mucho ver este tipo de actos y si vemos, en algunos estadios no existe división entre la gradería y la gramilla.
Si alguien entra a la cancha es un espectáculo, porque entro desnudo o solo quiso correr de un lado a otro por el simple hecho para llamar la atención.
Me da gracia en los programas radiales deportivos analizando cuál sería la solución para erradicar la violencia en los estadios. Pues mi respuesta es, no hay.
Pueden prohibir a las barras entrar al estadio, pueden sacar a los revoltosos de esas organizaciones, pero la falta de educación es la misma.
Hasta no crear conciencia sobre esta falta de conducta, no solo en el fútbol sino en otros eventos, seguiremos con el problema de la violencia y esto alejara aun más a las familias de los centros deportivos.
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